La acción del hombre sobre el planeta ha sido tan notable, especialmente
en el último siglo, que se puede afirmar que no existe ecosistema que no esté
afectado por su actividad. Desde hace milenios el hombre ha explotado y
modificado la naturaleza para subsistir, pero en los últimos decenios además ha
producido miles de sustancias nuevas que se han difundido por toda la
atmósfera, la hidrosfera, los suelos y la biosfera.
ACCIÓN DEL HOMBRE SOBRE EL
ECOSISTEMA
Todos los organismos consumidores viven de la explotación del ecosistema
y la especie humana también necesita explotarlo para asegurar
su supervivencia. De la naturaleza se obtienen los alimentos y a la naturaleza
se devuelven los residuos que generamos con nuestra actividad. La energía que
empleamos la obtenemos, en su mayoría, de la combustión de reservas de
compuestos de carbono (petróleo, carbón, gas) almacenados
por el trabajo de los productores del ecosistema
a lo largo de muchos millones de años.
En la actualidad no se puede entender el funcionamiento de la mayor
parte de los ecosistemas si no se la tiene en cuenta la acción humana. Dado el
número de individuos y la capacidad de acción que tiene nuestra especie en estos
momentos la influencia que ejercemos sobre la naturaleza es enorme. La biomasa
humana es del orden de cien milésimas (10-5) de la total
de la biosfera, pero, cualitativamente, su influencia es muy fuerte. Entre las
acciones humanas que más influyen en el funcionamiento de los ecosistemas
tenemos:
- Agricultura y ganadería: Cuando se cultivan los campos, se talan los
bosques, se pesca o se cría ganado, se "explota" al resto de la
naturaleza y se provoca su "regresión" en el sentido
ecológico; es decir, el ecosistema se rejuvenece y deja de seguir el
proceso de sucesión natural.Los ecosistemas tienden naturalmente al incremento de
estructura y complejidad, disminuyendo su producción neta cuando están
maduros. El hombre, por el contrario, intenta obtener el máximo
rendimiento del ecosistema, por lo que le interesa mantenerlo en etapas
juveniles en las que la productividad neta es mayor. En las actividades
agrícolas y ganaderas se retira biomasa de los ecosistemas explotados y se
favorece a las especies oportunistas (frecuentemente monocultivos), lo que disminuye la diversidad de especies
del primitivo ecosistema. También se disminuye la diversidad
eliminando otros animales competidores (roedores, lobos, aves, etc.) mediante
la caza, el uso de venenos, etc. El trabajo agrícola afecta también
al ecosistema suelo. Al arar se mezclan los horizontes del suelo y se rompe la estructura para liberar
nutrietes que puedan usar las plantas. Por otra parte al recoger la
cosecha no se devuelve al suelo los nutrientes y hay que abonar para
obtener nuevas cosechas. La agricultura moderna es un cambio de
combustibles fósiles (petróleo) por alimentos, pues hay que usar gran
cantidad de energía para fabricar fertilizantes y pesticidas, trabajar la
tierra, sembrarla, recoger la cosecha, etc. La oposición profunda entre explotación
y sucesión es el punto crucial de toda la problemática de conservación de
la naturaleza. El hombre necesita producción porque gran parte de lo que
consume lo tiene que obtener de la naturaleza, pero también necesita
muchas otras cosas como una atmósfera y clima regulados por los océanos y
las masas de vegetación, agua limpia -es decir, oligotrófica -; recursos vitales, estéticos y
recreativos proporcionados por el paisaje, etc.. El problema es conseguir
el adecuado equilibrio entre estos factores.
- Obtención de energía y materias primas: La explotación del petróleo
y del gas, la minería del carbón y del resto de minerales y el transporte
de materias primas y productos terminados suponen también, un fuerte
impacto sobre los ecosistemas. Traen consigo carreteras, grandes
movimientos de tierra, sobre todo en la minería a cielo abierto,
concentración y producción de sustancias tóxicas, en todos los lugares de
la tierra y los océanos.
- Reciclado de residuos: El vertido de residuos es otra fuerte de impacto sobre la naturaleza. En ocasiones
provocan tal concentración de productos tóxicos en un ecosistema que causa
graves daños a los seres vivos. Hablamos de contaminación
o solución para referirnos a estos cambios de las
condiciones del ecosistema.El hombre siempre ha confiado en los sistemas
naturales para limpiar y depurar sus residuos y los ha vertido a ríos,
mares y vertederos terrestres. La capacidad de la naturaleza para reciclar
los materiales, diluir los tóxicos y limpiar el aire y el agua es muy
grande, pero la actividad industrial genera tan gran variedad y cantidad
de contaminación que sobrepasa la
capacidad equilibradora y depuradora de la atmósfera.Especial interés tienen los
compuestos que como el DDT se van acumulando en la cadena trófica y llegan a alcanzar concentraciones muy
altas en los tejidos de los consumidores secundarios o terciarios,
provocando importantes alteraciones en su metabolismo. También
veremos con detalle como la emisión de algunos gases en grandes cantidades
a la atmósfera, como el CO2 o los CFC, está produciendo alteraciones en el funcionamiento normal del clima o de la protección contra las radiaciones peligrosas.Los miles de nuevos productos químicos sintetizados en los últimos decenios
tienen especial interés, porque al ser muchos de ellos moléculas que no
existían antes son, en ocasiones, difíciles de metabolizar y reciclar por
la naturaleza. Además algunos de ellos son parecidos a moléculas químicas del
metabolismo e interfieren en su funcionamiento, como probablemente esté
pasando con sustancias químicas similares a las hormonas esteroideas.
- Destrucción
de ecosistemas naturales: El uso de recursos por el hombre deja en
ocasiones a los ecosistemas sin componentes que les son imprescindibles.
Así sucede cuando desviamos cursos de agua para usarlos en regadío o
abastecimiento de ciudades y el cauce de los ríos queda sin caudal
suficiente para mantener el ecosistema. O cuando se construye en las zonas
del litoral sobre marismas.
- Introducción
de organismos ajenos al ecosistema: La actividad humana mueve
muchas especies de unos lugares a otros. A veces conscientemente y otras
sin querer, al transportar mercancías o viajar de unos sitios a
otros. Muchas de estas especies son beneficiosas por su
aprovechamiento agrícola o ganadero, como la patata y el maíz que fueron
introducidas en Europa y son un importantísimo recurso alimenticio. Otras
sirven para controlar plagas. Pero algunas son muy perjudiciales, porque
no tienen depredadores que las controlen y se convierten en plagas.
Siempre hay que tener en cuenta que la alteración del ecosistema es muy difícil de prever y sus efectos
secundarios difíciles de controlar.
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